Vivir en la metrópoli de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas nos permite observar fauna silvestre e interactuar con ellos. En otros sitios, solo pueden conocerse en zoológicos y documentales.
El cocodrilo es uno de los emblemáticos habitantes de la región. Su presencia nos indica la salud del ecosistema costero ya que, al llegar a la edad adulta, se convierte en el depredador de los esteros. Con esto, se asume que los eslabones en la cadena de alimentación están disponibles permitiendo la supervivencia de la especie.
Los cocodrilos son reptiles de hábitos anfibios y los podemos encontrar en los esteros, lagunas costeras, ríos y presas. No pueden regular su temperatura corporal y necesitan tomar baños de sol para calentarse, por lo que es común verlos en los playones de los esteros y ríos, asoleándose. A veces los observamos con la boca abierta debido a que necesitan regular su temperatura. Tienen escamas en todo el cuerpo, pero las escamas de la espalda son una verdadera armadura; son placas óseas a través de los cuales existe una compleja distribución de venas y arterias que les permiten conservar el calor.
Su alimentación cambia conforme van creciendo. Cuando son crías y juveniles, comen insectos, cangrejos y peces. Al crecer van incorporando más elementos a su dieta como aves, mamíferos y otros reptiles. Son depredadores al acecho, es decir, esperan a que su presa se acerque lo suficiente para cazar.
Se reproducen de febrero a mayo.
Los machos despliegan una conducta territorial y hacen demostraciones de poder para alejar a sus adversarios; después de la cópula, los óvulos son fecundados e inicia el desarrollo embrionario, el cual se lleva a cabo dentro de un huevo. Las hembras buscarán un sitio adecuado en tierra para depositar aproximadamente 45 huevos, y estarán pendientes del nido durante todo el tiempo de gestación. Las hembras pueden ser agresivas si perciben que el nido está amenazado.
Las crías nacerán en verano durante la temporada de lluvias, al nacer son vulnerables ya que pueden ser presa de aves y cocodrilos adultos.
Si las condiciones son favorables, los cocodrilos van a crecer y desarrollarse hasta alcanzar la madurez necesaria para reproducirse, alrededor de 12 años, y van alcanzar tallas mayores a 2 metros.
La especie de cocodrilo que habita en la bahía es el cocodrilo de rio y lo podemos observar en los esteros El Salado, Boca Negra, Nuevo Vallarta, Laguna del Quelele, La Lancha y Carelleros, y en el Río Ameca.
La probabilidad de encontrarnos un cocodrilo es alta
Es importante destacar que el crecimiento urbano ha fragmentado drásticamente el hábitat natural del cocodrilo. Con esto, aumenta la incidencia de encuentros con los cocodrilos sobre todo en época de lluvias, ya que encuentran otras áreas para distribuirse, incluyendo las albercas de los hoteles y villas, así como los campos de golf y por supuesto, las marinas.
La posibilidad de encontrarnos con un cocodrilo es elevada; somos afortunados de tener a estos animales como vecinos, pero debemos tener consideraciones para evitar conflictos.
Las autoridades han colocado letreros avisando de la presencia de cocodrilos, por lo que debemos respetar estos anuncios, evitar meternos al agua, así como pasear con nuestras mascotas sin correa en estos sitios, pues éstas, son potenciales presas.
Si vemos un cocodrilo asoleándose debemos mantener una distancia de 10 metros y no molestarlo.
Jamás debemos alimentar a los cocodrilos; alimentar a la fauna silvestre es muy mala práctica.
Si encontramos un cocodrilo en una calle, en una zona donde represente un peligro para las personas o para los mismos cocodrilos, por favor marca al 911. El personal autorizado hará el manejo adecuado del ejemplar.
En resumen, debemos respetar el hábitat del cocodrilo y disfrutar los encuentros que podamos tener con estos magníficos reptiles ya que definitivamente, nos toca coexistir.
Ocean. Isabel Cárdenas Oteiza
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