Extraer pericos, loros y guacamayas de su hábitat natural es ilegal en México, sin embargo, esto todavía ocurre a lo largo y ancho de su rango de distribución.
Desde épocas prehispánicas los habitantes de lo que hoy es México, ya hacían uso de estas bellas aves; sus plumas coloridas fueron probablemente altamente valoradas por los artistas plumarios, y quizá en casa de los antiguos hombres habitaban también como mascotas. Es por eso que, tal vez, esta práctica de tener un perico, un loro o hasta una guacamaya les parece natural a los mexicanos.
Lamentablemente ignoran que cuando estas aves se adquieren de manera ilegal, miles de ellas tuvieron que morir en el proceso, disminuyendo dramáticamente sus poblaciones.
En nuestra bahía somos afortunados de contar con la presencia de al menos cuatro especies, el Periquito Catarina, el Perico Frente Naranja, el Perico Corona Lila y la Guacamaya Verde. La especie más común por el número de avistamientos registrados es el Perico Frente Naranja, seguido por la Guacamaya Verde.
Algunas veces es posible escuchar y ver al Periquito Catarina, pero es tan pequeño y verde que es casi imposible de encontrar a simple vista, muchas veces se necesita de unos buenos binoculares, de lo contrario creerás que las hojas de los árboles cantan.
La Guacamaya Verde es sin duda la más llamativa, por su tamaño y sus colores, ocupa de hecho el sexto lugar entre los miembros de su género alrededor del mundo, y entre los psitácidos de nuestra bahía es la más grande. La coloración de su plumaje es mayormente verde olivo, pero este contrasta con algunas plumas en las alas y la cola que son de color azul turquesa, así como también con el rojo carmesí que cubre su frente y algunas partes de su cola.
Se alimentan de frutos y semillas, en esta región probablemente de bellotas de diferentes especies de encinos, de semillas de Habillo y Capomo, entre otros. Sus depredadores naturales son algunos halcones como el Halcón Selvático de Collar y gatos salvajes como el Tigrillo; pero sin dudarlo, el depredador más devastador es desde siempre el ser humano.
Hay un lugar donde desde hace más de dos décadas se dedican a proteger los nidos de guacamayas verdes aquí en la bahía. Las tierras son de una familia de ejidatarios donde hace algunos años los cazadores ilegales tiraron un árbol para acceder al nido de una pareja de guacamayas, robándose así las crías. La pareja de Guacamayas estuvo sobrevolando el tronco caído, hasta que la familia de ejidatarios tuvo la idea de cortar el tronco y colgarlo a la altura donde se encontraría de manera natural.
Además de nidos, monitorean el lugar para evitar que los cazadores furtivos entren, marcan a las crías con anillos para saber si regresan años después a anidar, limpian a las crías de larvas para asegurar un mayor éxito de reproducción, y lo más importante, reciben visitantes para enseñarles este lugar mágico donde las guacamayas encuentran seguridad y éxito reproductivo.
Es increíble llegar al bosque, sentir la mañana fría y escuchar desde las copas de los árboles a las guacamayas parlando entre ellas, un idioma natural. Este magnífico lugar es el Santuario de las Guacamayas.
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Por: SuperCrab Sapiens E-mail: birdbraham@gmail.com
Fotos: Biól. Selene Barba
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