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El papel oculto de la mucosidad

Protege tu cuerpo y ayuda a combatir infecciones. Parece molesta, pero cumple funciones vitales, aunque no siempre lo notes.

La mucosidad es una sustancia pegajosa que sale de la nariz cuando estás resfriado; también se le llama flema o moco. Aunque suele parecer algo molesto, cumple funciones muy importantes en el cuerpo. Lo creas o no, tu cuerpo produce mucosidad todo el tiempo, incluso cuando estás sano.

Esta sustancia recubre partes internas como los pulmones, senos nasales, boca, estómago, intestinos y hasta los ojos. Su función principal es mantener húmedos estos tejidos para que no se resequen. También sirve como una barrera protectora que atrapa polvo, bacterias, virus y otros elementos dañinos que respiras.

Cada hora, inhalas miles de bacterias sin darte cuenta. Muchas de ellas quedan atrapadas en la mucosidad de los pulmones. Luego, unos pequeños vellos llamados cilios empujan esa mucosidad hacia la garganta para que la tragues sin notarlo. De ahí, va al estómago y luego sale del cuerpo.

La mayor parte del tiempo, ni siquiera te das cuenta de que está ahí. Pero cuando te enfermas, la mucosidad puede cambiar. Se vuelve más espesa y pegajosa, lo que puede causar congestión, secreción nasal o tos. Esto ocurre porque las infecciones hacen que las vías respiratorias se inflamen y produzcan más mucosidad, la cual se llena de células que combaten los gérmenes.

Las alergias también provocan un aumento de mucosidad. El cuerpo reacciona a sustancias como el polvo, el polen o la caspa de animales como si fueran peligrosas. Eso activa la producción de histamina, que causa estornudos y hace que las glándulas de la nariz produzcan más moco.

Existen distintos tipos de secreciones nasales. Algunas son más líquidas, como las que se producen al comer algo picante o al estar en un ambiente frío. Otras son más espesas y comunes cuando tienes un resfriado o una infección sinusal.

En la mayoría de los casos, los problemas relacionados con la mucosidad son temporales. Pero en ciertas enfermedades, como la fibrosis quística, el cuerpo produce mucosidad muy espesa que bloquea los pulmones. Esta condición es grave y requiere tratamiento.

El color de la mucosidad también puede cambiar. Normalmente es clara, pero durante una infección puede volverse amarilla, marrón, verde o incluso negra. Aun así, el color no siempre indica el tipo de problema, por lo que los médicos observan otros síntomas para hacer un diagnóstico.

Aunque no siempre sea agradable, la mucosidad es esencial para mantenerte sano. Protege tu cuerpo de gérmenes y ayuda a mantener húmedas y limpias las vías respiratorias. Además, no es exclusiva de los humanos. Los caracoles la usan para desplazarse y los peces la tienen para protegerse en el agua.

Así que, la próxima vez que te molestes por tener mocos o flema, recuerda que esa sustancia pegajosa está trabajando para cuidarte. Es una parte clave del sistema de defensa de tu cuerpo, aunque pase desapercibida la mayor parte del tiempo.

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