Las calabazas pertenecen a la familia de las cucurbitáceas, un grupo botánico que incluye cerca de 90 géneros y alrededor de 800 especies, según el especialista Rafael Lira Saade de la Universidad Autónoma de México. Esta familia se ha expandido por las regiones tropicales, aunque algunas variedades también prosperan en zonas templadas.
En México existen 141 especies de cucurbitáceas. Se cultivan tanto especies originarias del continente americano como otras provenientes del Viejo Mundo. Entre ellas destacan la calabaza, el chayote, el melón, el pepino, la sandía y el estropajo.
Una característica distintiva de las cucurbitáceas es su hábito de crecimiento rastrero o trepador. Estas plantas al crecer tienden a extenderse sobre el suelo, como ocurre con las calabazas, los pepinos y las sandías, aunque también existen especies que emplean zarcillos para ascender por árboles y arbustos en búsqueda de luz solar, como el chayote y el estropajo.
Las calabazas integran el género Cucurbita, el cual, según las evidencias arqueológicas, la diversidad de variedades cultivadas y su distribución natural, tiene origen en el continente americano. Este género incluye entre 10 y 11 especies, de las cuales cinco son de gran valor alimenticio, ya que además de sus frutos, se aprovechan también sus flores, tallos e incluso hojas.
La domesticación de las calabazas en México se remonta a miles de años atrás. La prueba más antigua proviene de la cueva Guilá Naquitz, en Oaxaca, donde se hallaron semillas con una antigüedad estimada entre 8,300 y 10,000 años. Estas pepitas pertenecen a una de las especies más cultivadas actualmente: Cucurbita pepo.
Hoy en día, se siembran en todas las zonas agrícolas del país, comúnmente junto al maíz en el sistema tradicional de milpa. Se consumen los brotes y flores en sopas, guisos, quesadillas y cremas. Los frutos se utilizan como verdura en caldos y platillos diversos, y cuando están maduros, se emplean para preparar dulces, atoles, aguas frescas e incluso repostería. Las semillas también son comestibles y se disfrutan como botana, en tamales, salsas, guisos y postres. En ciertas regiones, además, se les atribuyen propiedades medicinales o se utilizan como forraje.
Tras la conquista, el cultivo de la calabaza se difundió por todo el mundo. En varios países se ha convertido en un ingrediente esencial de su cocina. Sin embargo, actualmente, México lidera la producción mundial con más de 560,000 toneladas de calabazas al año, pero es seguido por Estados Unidos, donde además de su uso culinario, se emplean como decoración en Halloween. No obstante Italia no se queda atrás, pues produce cerca de medio millón de toneladas y Japón alrededor de 225,000 toneladas.
En conclusión, las calabazas son un regalo de nuestros ancestros, aquellos primeros pobladores del continente americano para su descendencia y para el mundo. Importantes en distintos aspectos como la alimentación, la economía y especialmente la cultura que nos rodea.
By: SuperCrab Sapiens
