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La música que nos acompaña

Canciones tristes y alegres son totalmente necesarias. Un estudio realizado por la compañía de datos HappyOrNot, nos muestra las más aceptadas canciones alegres y tristes en este fin de año.

La música que escuchamos y en particular las canciones de algunas bandas icónicas se convierten en termómetros de sentimientos, algunas buscando el efecto necesario que acompañará su génesis y otras, generando, sin saberlo, la mejor respuesta de nuestra sensibilidad.

La ciencia encontró valor en analizar la música para entender cómo afecta nuestras emociones, más allá de las preferencias personales. La compañía HappyOrNot realizó esfuerzos para clasificar canciones según su capacidad de provocar alegría o tristeza en los oyentes.

No parece obvio el resultado en muchos casos; en las canciones que consideramos alegres, encontramos siempre una invitación a la participación no necesariamente a través del baile. El fenómeno de dar, compartir y considerar al otro parece ser un síntoma de disposición positiva que, por supuesto, los productores musicales no desconocen.

Aunque a primera vista la iniciativa podría parecer subjetiva, la colaboración buscó descubrir qué características musicales evocan tristeza o alegría en una mayoría de personas, dejando de lado si estas canciones son vistas de igual manera por todos.

El proyecto pretende también demostrar cómo las personas, independientemente de su nivel de conocimiento musical, tienen ideas relativamente coherentes sobre cómo debería sonar la tristeza o la alegría en la música. En sus investigaciones, los expertos en música notaron patrones en las canciones elegidas que reflejan estructuras musicales o tonos que la audiencia asocia más con sentimientos intensos.

Las canciones que llamamos “tristes” se convierten en el refugio ideal para aquellos que atraviesan una fase de soledad. Estas canciones, en lugar de ser rechazadas por su tono, logran ofrecer una experiencia sanadora.

Las canciones que consideramos “alegres” son fuentes de inspiración y convivencia para quienes, por alguna razón, descubren que tienen algo para dar o compartir y se convierten en un abrazo.

Mas allá de los posibles gustos personales, existe una serie de canciones que son conocidas internacionalmente pues fueron producidas con ese fin y, por muchos medios, nos llegan de manera inevitable. A veces sin dar fe de su conocimiento real parece ser un hecho que ya las hemos escuchado decenas de veces casi sin percibirlo.

Veamos entonces lo más destacado que hallaron quienes se encargaron de buscar y obtener estos resultados mediante un procesamiento serio, sin identidad regional y sin tendencias abusivas de ningún tipo.

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