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Llegaron los Pijijes Alas Blancas

A finales de mayo cuando la temperatura ambiental comienza su ascenso, los días son notablemente más largos, pues el hemisferio norte del planeta inicia su peregrinar de cara al sol. Las primeras cigarras salen de su universo subterráneo para cantar una melodía de amor con la que los machos pelean una batalla de sopranos por la oportunidad de obtener pareja. Sabemos que el verano se aproxima dado que por las tardes se elevan nubes formadas por vapor de agua proveniente del océano, de los ríos, de las plantas y de nuestras propias exhalaciones, pero el viento se las lleva a viajar por otros rumbos ya que el momento correcto para que caiga la lluvia todavía está por comenzar.

Conforme la humedad se incrementa, vuelven de sus refugios acuáticos, unas particulares aves conocidas como Pijije Alas Blancas (Dendrocygna autumnalis). Durante la época invernal parecen desaparecer de la bahía, dado que, al secarse los charcos, se van retirando a zonas en el interior donde a pesar de la falta de lluvia todavía pueden alimentarse y esperar el momento adecuado para volver a aparecer ante nuestra vista. Llegan agitando sus alas de pato y silbando su nombre “pijijiji, pijijiji, pijijiji” se escucha sobre los tejados de casas, condominios, y árboles. Estas aves anidan en las copas, manteniendo a sus crías libres de depredadores del suelo. Pero ya en plena época de lluvias, cuando se han formado charcos que se inundan de deliciosos invertebrados, los padres que han formado parejas de por vida, llaman a su progenie a dar un salto de fe para llegar al suelo, donde los llevarán al lugar en el que aprenderán el fino arte de dominar el nado.

Han habitado este lugar desde mucho antes que las modernas sociedades mestizas, cohabitando la bahía al lado de los cocodrilos. Desde siempre los humedales han dominado este paraíso, esteros, lagunas costeras, charcas estacionales y ríos han modelado el paisaje que nos rodea, pero se nos ha olvidado y hemos rellenado cada tramo de tierra para evitar que se inunde, impidiendo así la recarga de los acuíferos, condenándonos a sufrir las consecuencias de escases que hoy ya vivimos, afectando de paso a peces, cocodrilos, tortugas, nutrias y aves que dependen de su disponibilidad. Pero la tierra tiene memoria y cuando un hotel todo incluido es demolido, el suelo donde se erigió se cubre de agua y poco después de carrizos y otras plantas acuáticas a donde llega el Pijije Alas Blancas en búsqueda de alimento.

Los Pijijes Alas Blancas sobre los modernos condominios de La Marina son un recordatorio de que esta bahía también es su hogar. Con la llegada de la lluvia y de estas bellas aves, inicia la época de abundancia, salen las ranas a croar por las noches, emergen las hormigas cortadoras de hojas a realizar su vuelo nupcial, resurgen de cada recóndito trozo de madera las termitas, y los mosquitos del agua, se llena la bahía de verdor, de calor tropical, de infinita vida. Otro ciclo se ha cumplido, pero el próximo año quién sabe, mientras se siga escuchando el canto de las cigarras, el croar de las ranas y el silbido de los Pijijes sabremos que la esperanza no ha muerto.

Por: SuperCrab Sapiens   

Correo: birdbraham@gmail.com

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